Verla correr por el tabloncillo defendiendo el balón como una madre a su hijo, es un privilegio. Apreciar la certeza y precisión de sus muñecas y su liderazgo sobre la cancha, es un deleite. Que el baloncesto femenino guantanamero pueda contar entre sus filas con la calidad y el talento de Islén Carbonell Veranes, es un lujo.
Con apenas 24 años y 1.80 de estatura, esta muchacha llena de orgullo no solo al básquet del patio, también al de Cuba.
Como cosa del caprichoso destino, Islén llegó a este deporte casi sin querer.
“Empecé en el atletismo, pero sufrí una caída en una competencia provincial y no quise seguir. A partir de ese momento el entrenador Miguel Paján se empecinó en hacerme basquetbolista porque aunque era pequeña, la altura de mis padres me hacían un buen prospecto”, comentó a esta reportera.
“Tenía 10 años cuando fui a mi primera competencia, nunca había jugado y por supuesto, no sabía nada de baloncesto. Después hicieron una captación y entré a la EIDE”.
Individualmente se desempeña como defensa atacadora, pero dentro del equipo tiene una responsabilidad aún mayor, la de guiar y ser ejemplo en un plantel que desde el pasado campeonato no cuenta en la cancha con su figura primordial, la pívot Clenia Noblet.
“Cuando Clenia salió, la principal carga cayó sobre mis hombros, por mi experiencia como jugadora tuve que asumir un mayor protagonismo, pero la verdad es que todas las muchachitas manejaron la situación con mucho compromiso y madurez”, explicó.
“Es cierto que no pudimos cumplir nuestra meta pero hicimos todo lo posible y este año aunque aún no contamos con Clenia, si tenemos un equipo más unido, consagrado y con grandes deseos de estar entre las mejores del país”.
“No será nada fácil, pues no tenemos rivales débiles, todos los equipos son de cuidado. Yo en lo particular estoy concentrada en ganar cada partido y mis compañeras también”, aseguró.
Islén hace cuatro años que pertenece a la escuadra nacional. Competencias de alto nivel como el Preolímpico de las Américas, el Centro Basquet 2012 en Puerto Rico y los Juegos del Caribe (CARICOM) en Bahamas donde se alcanzó el oro, prestigian su carrera deportiva.
Según dice, el baloncesto femenino cubano transita por un buen momento, sobre todo por el fogueo internacional que han tenido, razones que la hacen confiar plenamente en que durante este cuatrienio todo apunta a que el equipo podrá participar en las Olimpiadas de Río, 2016.
Llegar a la cita estival es una aspiración que protege cual balón sobre la cancha. Al igual que la esférica dentro del tabloncillo, ese sueño está en sus manos, y como en el juego, nadie es mejor en su defensa.
Diana 